PIEL ASTRAL

Puede un alma anhelar el abrazo cálido de un momento mágico de ensueño estrenado durante la vigilia noche de sueño;

Puede acaso sentir su presencia viva en el intervalo del momento y tiempo que parecen existir y estar allí al despertar y recordar su efímera salida de rango;

Puede llegar a memorizar la sensación, la realidad con la que se sintió, la corta distancia entre ambos, la inmaculada presencia, el calor, la madurez, las ganas de tener y de querer estar cerca;

Acaso podré olvidar que este ha sido el abrazo más tierno y fugaz que haya sentido jamás, sin más, sin tal avance.

Algo efímero y poco de retener, poco de comprender, poco de mantener consigo mismo por más que intente volver a aquel sitio, a aquella partidura con que empezó tal idilio.

Y es así, que me desayune al despertar y encontrarme con la realidad de que tal vez esto solo exista dentro de tales sueños, deambular sin final, sin estrofas, sin memorias;

Aunque la sensación, vaya que sensación, una magia llena de sentimientos, efímera emoción a flor de mi piel astral.

Dulce ensueño del que no debía despertar. 

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